Vistas de página en total

lunes, 26 de abril de 2010

LA CAUSA BOTNIA ESTA VIVA




La causa Botnia sigue viva. Quedó demostrado con las más de 50 mil personas que marcharon ayer hasta el Puente San Martín, todavía con la sangre en el ojo por el fallo de La Haya.

Un rebote importante respecto al entusiasmo menguante de los últimos años, resultado directo del "efecto bronca" por la decisión de la Corte Internacional de Justicia que constató la violación del Estatuto por parte de Uruguay pero dejó a UPM (ex Botnia) seguir funcionando en el mismo lugar. Familias enteras y militantes ambientalistas de toda la provincia marcharon a lo largo de cinco kilómetros, entre los puestos que vendían desde ojotas a $8 hasta remeras a $25, pasando por tasas, llaveros, pósters, paraguas y todo tipo de merchandising con mensajes anti papeleras.

En el punto culminante, la lectura de la proclama roceó un spray de furia que no dejó títere con cabeza: hubo duras críticas y reclamos a los presidentes Cristina Kirchner y José Mujica por igual.

Paradas en la boca del puente, con la planta de la discordia como telón de fondo del otro lado del río, dos voceras de la Asamblea Ambiental leyeron el largo texto que calificó al fallo de "inhumano y perverso" y aseguró que "lejos de solucionar el conflicto, lo agrava", mientras las seis chimeneas de UPM, orondas y desentendidas, lanzaban al cielo plomizo su humo blanco.

Al uruguayo José Mujica le demandaron que "se haga cargo y pida perdón" por la violación del Estatuto. Al tiempo que le indicaron que "no le mienta al pueblo uruguayo": el problema es la pastera, no el corte. "Si saca a Botnia, nosotros nos vamos de ahí", enviaron una oferta que hoy parece inviable.

Hasta que llegó el turno de los palos para Cristina Kirchner. A la Presidenta le reclamaron "coherencia", que se acaben "las declamaciones" y "defienda la soberanía con acciones concretas"; que "no sea servil a los intereses de Botnia-UPM" y aplique el código aduanero para que la pastera no pueda abastecerse de insumos argentinos y calificaron de "inadmisible" su planteo de "borrón y cuenta".

Entre los claxones de la veintena de lanchas y kayaks que acompañaron el acto desde el agua, estuvieron al límite de pedirle la desobediencia al fallo, cuando le exigieron que "no acepte el control y monitoreo conjunto de la planta", justamente una de las recomendaciones de La Haya. Más allá de funcionar como catarsis por el fallo, el discurso pareció un pliego de condiciones de máxima antes de la negociación.

En tanto, sobre el asfalto del puente se extendía una bandera de 60 metros con una leyenda para que la reprodujesen los canales de TV de todo el mundo: "Finland guilty" (Finlandia culpable). ante los micrófonos, se llegó a calificar al país de origen de los dueños de la papelera de "ecogenocida, colonialista y avasallador de dos pueblos hermanos".

Aquí hay mucha expectativa sobre lo que pueda surgir de la reunión de Cristina y Mujica de pasado mañana. Se sabe que el presidente uruguayo traerá como uno de sus principales reclamos el fin del corte de Arroyo Verde, que ya los propios gualeguaychuenses reconocen muy desgastado.

Con la proclama, de una dureza que la mayoría de los asambleístas no expresa en sus charlas cotidianas, parecieron avisarle al presidente uruguayo que deberá ofrecer gestos importantes antes de llevarse ese premio. La furia de esas palabras contrastaron, de hecho, con la procesión pacífica y casi festiva de los manifestantes.

Con su sexta marcha a cuestas, la Asamblea Ambiental ya parece una profesional en la organización de este evento anual. Junto a la Aduana, montó el púlpito para la oración ecuménica, donde todo comenzó pasado el mediodía. Hasta allí llegaron los políticos para la foto. El vicegobernador Eduardo Lauritto y el ex gobernador Jorge Busti, enfrentados en el peronismo, se abrazaron entre legisladores provinciales y funcionarios municipales.

La mayoría coincidía en la necesidad de poner fin al corte, pero pedían paciencia para que "baje la espuma" por el fallo.

Después, comenzó la caminata musicalizada por el ritmo de murgas, chamamés, rap y chamarritas con letras ad hoc, y un punchi, punchi que se repetía por los parlantes: "Gualeguaychú no va a aflojar, Uruguay tampooooco/ Aire limpio, agua limpia, no a las papeleras".

En el sendero de pinos había puestos de comida, sachets de agua gratuitos y baños químicos. Cuando la multitud arribó a la cabecera del puente, sólo un político había aguantado la hora de marcha: Luis Zamora.

No hay comentarios: