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jueves, 24 de junio de 2010

ERNESTO SÁBATO CUMPLE 99 AÑOS


Ernesto Sábato, el último superviviente de los grandes escritores de la literatura argentina, cumple hoy 99 años retirado en su residencia de Santos Lugares, en las afueras de Buenos Aires.

Casi ciego y recluido en su casa desde hace cuatro años, Sábato no será consciente de su aniversario ni del homenaje que le tributará la provincia de Buenos Aires con la concesión de la medalla José Hernández, que recibirá su hijo Mario, de 65 años, en su nombre.
Nacido en la localidad bonaerense de Rojas el 24 de junio de 1911, abandonó su carrera científica en los años 40 para volcarse en la literatura con la publicación de la recopilación de ensayos Uno y el Universo.
El reconocimiento internacional le llegó en 1961 con Sobre héroes y tumbas, y la consagración en 1974 con Abaddón el exterminador, que completan la trilogía iniciada con El túnel (1948), obra adaptada al cine en 2006.
Galardonado con el Premio Cervantes en 1984, llegó a ser propuesto como candidato al Nobel de Literatura de 2007.
También en 1984 rebasó las fronteras de la escritura para presidir la Comisión Nacional sobre Desaparición de Personas que redactó el informe Nunca más sobre los horrores de la última dictadura argentina (1976-1983) y que desató fuertes críticas de organismos humanitarios contra la llamada "teoría de los dos demonios" planteada por el escritor en su prólogo.
Su última obra publicada fue España en los diarios de mi vejez , fruto de sus viajes al país en 2002, mientras la Argentina se sumergía enuna de las más feroces crisis económicas de su historia.
Ahora, el escritor "no está bien, ya está muy viejito, está más ido que quedado, por suerte ya no recibe tantas malas noticias" , señaló su hijo Mario.
Ernesto Sábato no sale de casa, está al cuidado de enfermeras y apenas habla, aunque, según Mario, ocasionalmente rompe su silencio para mantener algún breve diálogo con la familia.
"Cuando tiene momentos en que aterriza y se percata de su situación se entristece muchísimo y siempre le cambiamos el tema. Lo acompañamos cuando está de buen ánimo, y cuando no, lo respetamos, si quiere alejarse que se aleje", resumió su hijo, quien admitió que el aislamiento agravó el "temperamento catastrófico" del escritor.
"Siempre tuvo un temperamento muy exagerado, quizá por la influencia de nuestro origen calabrés. Era muy difícil hasta los últimos años que se tomara algo a la ligera. Después, con los nietos, pasó a divertirse un poco más con él mismo, pero durante mucho tiempo fue tremendista", recordó Mario.

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